El tiempo y los hechos dirán si es mejor o peor, como siempre las realidades dirán que para algunos será mejor para otros peor según distintas realidades, pero todo esto caerá en el marco de las realidades individuales y subjetivas, como también de las expectativas de cada uno.
Lo que si fue claramente distinto fue el ánimo de la gente, tanto se habló, tanto temor se nos inculco que la jornada democrática vivida fue realmente contrastante con el día a día que transitamos los argentinos desde hace varios años. El día 9, fecha elegida por el kirchnerismo para despedir a su figura más relevante que dejaba la presidencia, fue una jornada impecable, no hubo ni un vidrio roto, decenas de miles de personas que se manifestaron en paz dando por tierra tantos temores en la sociedad, hasta la verborragia desagradable de Hebe de Bonafini insultando a Mauricio Macri, quedo como expuesta al escarnio de la ignorancia, ya no tienen el más mínimo poder de daño de otros días no tan lejanos, empieza ya como corresponde a hablar más de quien las dice que dé a quien al que van dirigidas.
El día llego y se vivió como una fiesta de la ciudadanía, la gente en la calle sin la necesidad de ser obligada ni pagada para estar, las banderas eran celestes y blancas, todos parecían ser hinchas del mismo equipo, Argentina, no había PRO ni PJ, no había Cámpora, Cambiemos ni Ucr, estaba la Argentina viviendo una fiesta de esperanza, nadie ni se acordó de que la Señora convocó a vaciar la Asamblea Legislativa, será si una cruz que le quedará con el tiempo para siempre, pero ese día nadie se lo facturó, nadie quería discordia, la gente dijo basta al enfrentamiento, a nadie pareció importarle su ausencia, si de última era segura, su soberbia y su enfermedad del poder no hubieran jamás soportado la imagen de entregar ese poder al que siempre lo creyó propio, absoluto y eterno, ese mismo día 10 empezó a ver la realidad, los incondicionales de siempre desoyeron la orden y estuvieron, los incondicionales que siempre le juraron eterna lealtad empiezan a no escucharla, el teléfono dejará de ser siempre atendido, empezará a darse cuenta que hay una soledad más grande que la del poder, la soledad de los que hacen uso brutal de ese poder, de quienes saben construir bóvedas repletas de riquezas pero no son capaces de construir afecto y amistad. También empezará a darse cuenta que la justicia es para todos y todas, que la impunidad de la que gozó comienza a diluirse como el agua entre las manos, que los jueces se parecen más a Bonadío que a Canicoba Corral o Oyarbide, se dará cuenta que lo que le pasa a Jaime, Boudou o Maria Julia también le puede pasar a ella.
Nace un país distinto sin duda, pero que lo tenemos que construir y cuidar entre todos, los primeros signos tal vez deban verse en señales como recibir a los 24 gobernadores en Olivos y abrir un dialogo distinto, en recibir a la prensa y dejar que pueda preguntar, en sentarse con los rivales recientes y escuchar opiniones, que lastima que Del Caño no lo entendió, no llego a darse cuenta que quien lo invitaba no era el líder del PRO, era el Presidente de todos los argentinos.
Del Caño como gran parte de la izquierda viven sin duda a contramano de la sociedad, posiblemente deba entenderse como la única forma de justificar su existencia, nacieron para oponerse pero no se encuentran cómodos para construir.
Nace un País distinto cuando el Presidente debe decirnos no les voy a mentir nunca más, hemos vivido en un país donde no podemos creer nada, el kirchnerismo destruyó todo tipo de estadísticas, el INDEC fue desbastado entonces se podía comer por 6$ y desaparecieron como por arte de magia los pobres, la inflación era de una tercera parte de la real, la inseguridad era una sensación aunque nos mataban como a perros, los argentinos dejamos hace mucho de creer en los políticos, el cinismo y la caradurez de los Aníbal Fernández y los Jorge Capitanich hablando cada mañana no volverán a repetirse, mire si será un país distinto.
Será un país distinto si uno puede volver a disentir, no volveremos a soportar la carísima propaganda fascista de 678, Futbol para todos y la TV pública entre otros donde se destrozaba a quien no se alineaba pagando cifra millonarias para no ser escuchados por nadie pero con la plata de toda la gente. Veremos menos a los mercenarios de Víctor Hugo, Brancatelli o Navarro.
Será un país distinto si el presidente habla de la droga como un flagelo a derrotar, le da la importancia que tiene y todos los gobernadores entran en sintonía con la gravedad del problema, la complicidad del kirchnerismo que la amparó tantos años, hace que hoy convivamos todos los días con una desgracia que mata nuestros chicos ante la desesperación de padres que no tienen recursos para enfrentarla.
Empezamos a vivir un país distinto, sin cadenas nacionales que marcaban el desprecio por la ley del kirchnerismo, sin retos y mandoneadas , sin Venezuela como referente internacional y principal socio político de la región el que ya directamente no vino a la ceremonia, tal vez ese hubiera sido nuestro destino si no fuera por Cobos y la 125, o las elecciones legislativas con la derrota ante Massa que rompió el sueño de eternidad.
Empezamos a transitar y a construir un país distinto, el tiempo dirá si será mejor o peor, el peronismo fue siempre tremendo como opositor, el kircnerismo da la sensación de ser directamente perverso por lo que se ve, el justicialismo tiene por delante varios meses de internas y debate para su reconstrucción, deberá construir nuevos liderazgos, en ese tiempo Macri deberá encarrilar el modelo de país que pretende o que le permiten, encuentra una herencia demasiado pesada, inflación, dólar, reservas, cepo, déficit, balanza comercial son algunas de las trampas que dejo Cristina, la peor parece ser la grieta brutal entre los argentinos, lo que vimos el 10 de diciembre es lo que nos hace creer un país distinto, más allá de las diferencias los que quieren dejar la lógica de la confrontación son la gran mayoría, gran parte de los mismos 48% de votos de Scioli también opinan así, hasta acá son todos mensajes y símbolos pero que Daniel Scioli acepte acompañarlo a Macri a alguna gira para conseguir inversiones, es una buena señal para un país donde Cristina se niega a darle el poder a un Presidente legítimo elegido por el pueblo.